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viernes, 9 de marzo de 2012

PAN Y CIRCO

Imagen clásica del aprovechamiento político del fútbol: el dictador Morales Bermudez entonando el Himno Nacional enfundado en la camiseta de Julio Meléndez, tras clasificar al Mundial 78
El salvavidas que el Gobierno le lanzó al fútbol es felicitado por unos pero criticado por otros. Creemos que estos últimos tienen la razón. El mensaje que se da es que no importa cómo se manejen los clubes, si al final el Estado les dará una manito para que sus acreedores no los liquiden. Claro, esta no es una medida gratuita, sino 100% populista, en un país donde el fútbol es de interés casi mayoritario. Que los políticos se cuelguen de la popularidad que da el fútbol es un hecho antiguo, a nivel mundial y local. Hace rememorar a aquellos emperadores romanos que para mantener calmada a la plebe le ofrecía a ésta un sangriento espectáculo en el coliseo, donde previa carnicería de esclavos se repartía pan entre las multitudes. Nuestro pobre fútbol es un símil de esos esclavos que eran devorados por hambrientos leones, representados ahora por pseudos dirigentes de saco y corbata.

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